miércoles, 2 de febrero de 2011

Camboya, la hija de Kambu.

Cuenta la leyenda que el reino de Kambuja, el de los hijos de Kambu, el fundador del país, surgió de las aguas como la dote para la unión entre el Brahman indio Kaundiya y una princesa local. Cuando el héroe indio navegaba por un inmenso lago, vio a la princesa y le lanzó un dardo con el que enamoro de forma irreversible a la incauta. El suegro, un dragón que dominaba el lago, hizo surgir la tierra y la cedió como dote al foráneo Casanova. Sea como fuere, el origen de Camboya esta claramente marcado por la llegada de los primeros colonos que venían desde la India.
Camboya es la tierra de los khmers (jemeres), la etnia dominante en el país con la población más homogénea de todo el sudeste asiático. También este nombre trae los nefastos recuerdos de los khmers rouges, los jemeres rojos de Pol-Pot, y de principios de los 70s, llenos de oscurantismo, limpieza étnica y agrariarismo.
Ahora es el Reino de Camboya, y su rey Sihanouk es uno de los camaleones políticos más longevos de Asia, omnipresente en el devenir histórico de la región a lo largo de los últimos 75 años.

Desde 1996 Camboya volvió a abrir sus fronteras al resto del mundo, dejando atrás un largo periodo de mas de 30 años de guerras y aislacionismo. Las consecuencias son aún palpables: las peores carreteras e infraestructuras de la región, y todavía un@s 800 afectad@s cada año por accidentes con minas o munición sin explotar. No es raro ver mutilados a lo largo y ancho del pais. Este peligro latente limita el desarrollo agrícola de amplias zonas, sobre todo en las montañas. Los presupuestos para desminar los campos son impensables para la economía de uno de los países más pobres de Asia. Camboya depende totalmente de la ayuda internacional para abordar esta tarea. Localizar, desactivar y anular una mina cuesta aproximadamente unos 300 USD. Fabricarla tan solo 3. Junto con Afganistan y Angola, Camboya es de las zonas más minadas del mundo.
Queda mucho por hacer.

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